Hebreos 13:1

Amémonos unos a otros

«Permanezca el amor fraternal».

La principal norma moral del cristianismo es el amor, especialmente entre los creyentes..

El amor de los creyentes es algo que brota naturalmente de la vida cristiana y debe ser lo normal en la comunión dentro de la iglesia. Sin duda alguna, es posible que recuerde que después que fue salvo, se le hizo muy natural y emocionante amar a los otros cristianos y querer estar cerca de ellos. Sin embargo, tal actitud es extremadamente difícil de mantener. 

Este amor, que es un regalo del Espíritu de Dios, debe nutrirse o no crecerá; en realidad, hasta puede marchitarse. Es por eso que el apóstol Pedro nos exhorta de la siguiente manera: «Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre» (1 Pedro 1:22-23).

Pablo nos enseña el mismo concepto de cultivar y practicar el amor mutuo cuando escribe:

«Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más» (1 Tesalonicenses 4:9-10).

Pablo también nos da la definición básica del amor fraternal, veamos lo que afirma:

«Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros» (Romanos 12:10). En pocas palabras, el amor fraternal consiste en ocuparnos de nuestros hermanos cristianos más que de nosotros mismos. Y tal amor presupone que tendremos una actitud de humildad (Filipenses 2:3-4).

Esquina de marco blanco
Esquina de marco blanco